La primera y más poderosa de todas, es la práctica de la devoción al Sagrado Corazón, y el recurso a este divino Corazón por medio de una confiada y perseverante oración.
La primera y más poderosa de todas, es la práctica de la devoción al Sagrado Corazón, y el recurso a este divino Corazón por medio de una confiada y perseverante oración.