Un problema que se dará en el futuro próximo. El mundo se ha visto envuelto en una modernización sin precedentes, no precisamente por sus cambios tan radicales en la forma de vida de las personas, sino en lo abrupto que se ha dado todo. Hace unos años hablábamos de las criptomonedas como la forma de intercambio económico del futuro, pero quizá no nos hemos dado cuenta de que esto ya está pasando. Las criptomonedas no son el futuro, son el presente de la economía. Las grandes empresas están reaccionando fuertemente a estos cambios. Windows acaba de adquirir Activision Blizzard por una suma de dinero exorbitante y esto no ha sido una jugada aleatoria como para participar más activamente del mundo de los gamers, no, esto ha sido friamente calculado de tal forma que en el futuro próximo siga siendo Windows un referente informático en medio del Metaverso y sus NFT de creciente aumento.
¿Cómo es que llegamos a esto sin darnos cuenta?
Mientras el mundo sufre por la COVID-19, algunos se mantuvieron muy ocupados investigando, aportando recursos e invirtiendo en lo que será el futuro del Internet. De repente vimos que Facebook cambiaba su nombre a META, una especie de compañía cuyo producto principal es la red social Facebook, pero que no se quedará ahí, irá más allá, abriendo filiales nuevas que den paso a la investigación de la vida y la modernización de softwares cada vez más complejos. Por otra parte está el tema de los NFT, el cual cité anteriormente, pero que la gran mayoría de la humanidad desconoce. Yo mismo me he dado el trabajo de investigar sobre este tema y no acabo de comprender del todo lo que significa o qué representa en la dinámica economía-internet. Pareciera ser que es algo muy importante, y recalco el “muy”, porque he visto en Instagram cómo han surgido revistas y sitios especializados en este tema. Aquí, ciertamente, hay una fuente de la que muchos se encuentran bebiendo, tanto así, que ya están saliendo expertos en el tema cuyo propósito será asesorar a grandes compañías para que en el futuro puedan forrarse de dinero ambos. Se entiende que sea así, el mercado va cambiando y se moderniza a pasos agigantados. La pregunta que planteo es la siguiente…
¿Habrá democracia económica y poder de adquisición descentralizado en estos NFT y el Metaverso futuro?
Yo no veo el panorama muy esperanzador. Hay ya algunos expertos en el tema, compañías que están despertando de su sueño en el viejo Internet para abrirse al Metaverso, pero el resto de la población mundial sigue sin saber nada. El “nuevo mundo digital” no se basa en la democracia participativa ni en el poder de adquisición de todo el pueblo, aquí los más “freekies” y expertos en informática son los que ricos del mañana. Los bienes reales de compra y venta no serán suficientes, serán importantes (siempre lo serán para el desarrollo de la vida), pero aquí pasará a ser una industria inferior. Las personas importantes serán los chicos que hoy invierten y “pierden” su tiempo en estos quehaceres, no las multinacionales ni los grandes bancos. Está cambiando el paradigma económico y no nos damos cuenta. Estamos queriendo salir de la pandemia que nos ha tenido dos años paralizados, mientras otros más aventajados están sacando partido de las nuevas tecnologías que florecen a diario. ¿Es esto acaso una democracia económica en la que todos puedan participar? Aún no podemos hablar de ello, hacen falta muchas cosas. Ciertamente quienes han trabajado e invertido con criptomonedas nos llevan la delantera en todo este asunto, pero estamos lejos de ver que todos puedan beber de la misma fuente.
En “La máquina del tiempo”, película del 2002, hay una frase que reza: “The future is now” (El futuro es hoy), y se construye hoy. Lo que pase en los próximos años será lo que hoy estén haciendo. Aquellos chicos gamers y los youtubers más especializados no lo saben, pero ellos serán los Elon Musk del futuro, los Jeff Bezos del mañana, los Bill Gates de la era Metaverso.
Mañana estaremos consumiendo en el Metaverso aquello que hoy se cocina en la Internet. Y esta no viene siendo una frase cliché, sino que se convertirá en realidad cuando menos lo pensemos. Allí estará la humanidad entera en otra revolución informática, unos disfrutando de su trabajo del pasado, otros más buscando entender en qué se han metido. Pero lo que sí es seguro es que sucederá y tendremos que analizar bien los hechos para encontrar qué hay de bueno en todo ello y denunciar lo malo que podemos encontrar.
Me permito terminar esta reflexión las palabras que Dewey, de la serie estadounidense Malcolm in the middle, le decía a su padre:
¡El futuro es hoy, anciano!
