Esto capta algo fundamental de la esencia de Hakuna, el grupo católico: una vida cristiana descomplicada, sin miedo a la alegría; abierta a la novedad y una visión de la vida en que todo se aprende a disfrutar.
Esto capta algo fundamental de la esencia de Hakuna, el grupo católico: una vida cristiana descomplicada, sin miedo a la alegría; abierta a la novedad y una visión de la vida en que todo se aprende a disfrutar.
Motivado por las preguntas que distintas personas me han expresado en días recientes, pongo aquí algunos pensamientos y reflexiones en voz alta, sobre Hakuna.
Hakuna es un camino reciente y joven en la Iglesia. No conviene precipitarse. Evitar fanatismos, claro; evitar creer que es la fórmula única o la mejor; pero también saber valorar todo lo que este camino está haciendo en favor de muchos que a través de la música, o de nuevas amistades, o de rutinas de oración, en realidad han encontrado un salvavidas para su fe atascada o semienterrada.
Como toda experiencia eclesial, requiere discernimiento y acompañamiento; no una montaña de prejuicios, demonizaciones o actos de celotipia, que también existen, pero sí un “ayudar a madurar y crecer», de manera que se cumpla lo que está en los libros y predicaciones del P. Manglano: santidad viva, alegre y real.
Para quienes están en Hakuna, mi invitación es: no se retiren, participen activamente y ayuden desde dentro a ese madurar y crecer.
Publicado originalmente en Infocatólica por Fray Nelson Medina.